Las calles están frías, el suelo mojado por la lluvia de la
tarde. Son las once de la noche y John el tabernero aligera el paso para poder
llegar cuanto antes a su taberna.
Sabe que el dejar encargado a aquel joven camarero es un
tanto peligroso para su negocio.
Entonces en cuanto ve la luz de la taberna salir por las ventanas
y bajo la puerta de madera de roble, una
sonrisa ilumina su rostro.
Al entrar con rapidez descubre su rostro echando la capucha
oscura hacia atrás. Con mirada amable
mira a su alrededor y ve a unos diez clientes comunes mirar hacia la entrada
del lugar, intentando reconocer al visitante.
- - ¡Buenas John! ¿qué tal se está ahí fuera?- Ríe
uno mientras lleva una jarra de hidromiel a su boca.
- - ¡un tanto mojado!- Con rapidez se quita la capa
y la deja a un lado, busca con nerviosismo a su camarero.
Sentado en una silla algo estropeada está el joven que con
una gran sonrisa habla con una chica rubia. Es su sobrina.
- - Tom.- Se acerca a él.- ¿Ha venido alguien?
- - S-sí.- El chico se pone en pie y limpia sus
manos con un trapo. No quiere que él se percate de que ha estado cogiendo algo
de queso de la despensa.
- - ¡Tío!- Ilieen le mira con unos enormes ojos
verdes.- ¿Dónde estabas?
- - Quédate aquí
y cuida de la taberna.- John sube las escaleras que hay junto a la
barra, no atiende a las preguntas de su sobrina. Aquel asunto es mucho más
importante que la atención de una niña.
Al subir comienza a caminar por el pasillo del primer piso.
Mira al frente, ve que la puerta de la habitación de invitados está cerrada.
Con rapidez coge aire y abre la puerta. Allí ve que la ventana está abierta y
que un candil medio apagado ilumina la habitación. Se da cuenta de que la silla
que está frente a la mesilla central está vacía.
- - ¿Dónde estás…?- Con rapidez entra y mira a su
alrededor. Con pesadez suspira y se apoya en la mesa, ha llegado tarde. Levemente
mira hacia la silla y ve una nota sobre ella. Su rostro en ese mismo instante
cambia completamente.- Una misión…- Y con gran agrado susurra.- así lo haré mi
señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario